¿Dónde nace el amor, en los ojos o en el alma? ¿Quién le da fuerzas para quitarnos el sosiego? Decídnoslo, decídnoslo. El amor nace en los ojos, se alimenta de miradas y muere por desvíos en la misma cuna donde nace. Cantemos dulces himnos en alabanza del amor. ¡Viva el amor, viva el amor! (Canción del acto III del Mercader de Venecia, de William Shakespeare).
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