Dijo Aristóteles que "no son las piedras, sino los seres humanos los que hacen la ciudad". Aunque a los que nos gobiernan les ha costado reconocerlo, estamos en tiempos de crisis económica. Quizá buena parte de la culpa de esta situación la tengan los excesos urbanísticos, espoleados por una especulación permitida y que ha propiciado el enriquecimiento súbito de algunos.
Un paisaje afectado por esta situación es el tradicional de la huerta de Murcia, en vías de desaparición ante la presión desordenada del ladrillo. La responsabilidad de todo esto es compartida: no hay que atribuírsela sólamente a la clase política; los propios habitantes de la huerta han cedido sus terrenos a otros usos, ya sea por hacer dinero fácil, por comodidad o por imposibilidad de seguir viviendo de una actividad agraria que ya no da beneficios; y algunos de nuestros hábitos consumistas importados no contribuyen precisamente a aliviar el problema.
La situación no es exclusiva de los últimos años; en este enlace se puede descargar un estudio de 1975 que ya advertía del peligro.
A pesar de la crisis, parece que el precio de los pisos no baja mucho aún en nuestro país. ¿Será que gobernantes, banqueros y grandes empresarios tienen intereses comunes?
1 comentario:
Siempre me ha gustado el contraste entre lo viejo, casas que aún resisten el voraz urbanismo de las ciudades, y esos grandes gigantes de cristal.
Un saludo.
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