18 febrero 2008

Mare Nostrum IV

Continuando con la serie que dedico a imágenes de nuestra costa, aquí tenemos unas en las que se pueden observar desde distintas clases de barcas abandonadas, hasta embarcaciones dotadas de la antigua vela latina y los típicos patinetes usados para el divertimento en el Mar Menor. Intercaladas con las fotos, inserto algunos versos del Dhammapada ("El camino de la doctrina"), la joya de la literatura budista, cuyas enseñanzas pueden ser aprovechables para todos sea cual sea su credo o incluso aún no teniéndolo.


Vacía, oh monje, tu barca. Vacía se moverá con diligencia. Eliminando la avidez y las pasiones, viajarás hacia el Nibbana.

Antes de que pase mucho tiempo, este cuerpo, desprovisto de la consciencia, yacerá arrojado sobre la tierra, siendo de tan poco valor como un leño.
Más grande que la conquista en batalla de mil veces mil hombres es la conquista de uno mismo.



La atención es el camino hacia la inmortalidad; la inatención es el sendero hacia la muerte. Los que están atentos no mueren; los inatentos son como si ya hubieran muerto.

Si un hombre busca y no puede encontrar alguien que es mejor o igual que él, que prosiga reciamente la senda de la vida. No puede haber amistad con un necio.
Si uno encuentra un hombre sabio, quien como un descubridor de tesoros te señala tus defectos y te llama la atención sobre los mismos, debe asociarse con tal persona. Uno irá bien y no mal en la compañía de esta persona.



Aunque uno recite poco las escrituras, si se conduce según la Enseñanza, abandonando el deseo, el odio v la ilusión, provisto con una mente bien liberada y no apegándose a nada ni aquí ni después, obtiene los frutos de la Vida Santa.

Si un hombre busca y no puede encontrar alguien que es mejor o igual que él, que prosiga reciamente la senda de la vida. No puede haber amistad con un necio.
Pocos entre los seres humanos son los que cruzan a la otra orilla. La mayoría solamente suben y bajan por la misma orilla.


"Me maltrató, me golpeó, me derrotó, me robó". El odio de aquellos que almacenan tales pensamientos jamás se extingue.
Un acto malo ejecutado no da su fruto inmediatamente, igual que la leche no se vuelve agria enseguida. Tal como el fuego cubierto de cenizas arde, así el mal acto persigue al necio quemándolo.
Apresuraos en hacer el bien; refrenad vuestra mente hacia el mal, ya que quienquiera que es lento en hacer el bien, se recrea en el mal.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Villananitos, una odisea de infausto recuerdo.