Para Bachelard (El agua y los sueños, 1942) el agua es "una realidad poética completa [...] materia con que la naturaleza, con conmovedores reflejos, prepara los castillos del sueño."
"El agua es ágil y no lleva memoria consigo.
El agua camina arrodillada, como deben ir allá arriba los ángeles de la Reverencia, corriendo hacia el mejor.
El agua que va con los semblantes del paisaje, listada por el rostro de las cosas, como si fuese a dar testimonio de todas ellas, y que no se rinde, del peso, y sigue con su carga de semblantes sin que nadie vea quien se la recoge.
El agua inarticulada, que tiene por voluntad el no tenerla, libre de coyunturas como el aire, sin las muecas y los tendones de las demás criaturas.
El agua que se da sin romperse, única dación sin dolor, que puede ser en la altura la de los ángeles.
El agua es ágil y sin objeto propio. [...]" Gabriela Mistral.
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